POR: MANUEL SÁNCHEZ A.
Al compartir un
interesante modulo sobre el valor de la comunicación frente a la resolución alternativa de conflicto,
ofrecido en el año 2008, por la
profesora proveniente de Argentina,
María Angélica Zarate, pudimos compartir una serie de conocimientos útiles para la actividad mediadora. En ese
sentido pudimos validar que la comunicación
constituye un elemento relevante, potenciador de los escenarios de negociación
encaminado al uso pertinente del lenguaje, esa
herramienta valiosa que debe observar el interlocutor ya sea este
negociador o mediador, cuyo uso
dependerá del contexto, situación o vivencia en la cual le corresponda intervenir.
Comparando el ser con el deber ser, vemos que en la cultura de la negociación en Panamá y Latino América se a asumido como herramienta de negociación de las partes e inclusive de entes mediadores, la cultura del ultimátum, es decir “lo tomas o lo dejas”, esto lo hemos podido palpar en una serie de negociaciones del que hacer nacional e internacional. Este tipo de postura dificulta el logro de consensos que propicien acuerdos con resultado “ganar- ganar”, los cuales deben sustentarse en claros criterios objetivos, los intereses y necesidades de las partes y una visión de futuro e interdependencia.
El uso del lenguaje público del negociador, a mi modo de
ver, se asimila al de un diplomático,
aunque con un sentido más constructivo, Voltaire aquel gran filósofo
francés precisaba una aproximación de lo que debe ser el lenguaje
del diplomático frente a la expresión e interpretación de sus palabras,
las cuales deben mostrar un sentido
esperanzador y creativo, que opaque la litigiosidad propia de intereses percibidos en contraposición. Así por
ejemplo establecía que cuando un
diplomático decía sí quería decir quizás, cuando decía quizás, probablemente quería decir que no, pero
cuando decía no, entonces dejaba de ser
un diplomático. Aún en las situaciones más extremas que puedan alcanzar el epicentro de un conflicto, el negociador debe impulsar con su verbo
la búsqueda creativa
de alternativas.
En una negociación y más aún cuando están en juegos intereses de la colectividad el dialogo diplomático es una herramienta de utilidad, es precisamente
este el tipo de manejo que esperamos de las personas que intervienen en una negociación o mediación , que legitimen
su visión de negociador
o mediador un lenguaje que suprima los ultimátum y los absolutos (nunca,
siempre, jamás, etc.), cuando este tipo de dialogo desaparece empiezan a surgir las soluciones colaborativas y visionarias que
propician una paz social
duradera.
Parafraseando a Einstein, Lo único que es más importante que el conocimiento es la imaginación creativa.
El autor es mediador.....
MANUEL SÁNCHEZ
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versión actualizada del artículo publicado en la Estrella de Panamá Online.